lunes, 9 de diciembre de 2013

Maternidad & Paternidad Responsable

Maternidad & Paternidad Responsable



La paternidad y maternidad es fruto de la unión matrimonial de un hombre y una mujer. El don recíproco del uno y de la otra en el matrimonio se abre al don de una nueva vida, de un nuevo ser humano, que es también persona a semejanza de sus padres.

El convertirse en padre o en madre no es sólo un hecho biológico, sino que tiene un significado más profundo, que encuentra una total resonancia en la interioridad de las personas. El hombre y la mujer encuentran en la procreación una confirmación de su madurez no sólo física, sino moral, así como la esperanza de una cierta prolongación de sus existencias. Cuando la vida de cada uno de ellos acabe con la muerte física, el hijo seguirá viviendo, no solamente "carne de su carne», sino también persona que ellos mismos habrán modelado.

Nadie nace sabiendo cómo ser una buena madre o un buen padre. Tampoco existen cursos que nos indiquen los pasos a seguir para lograrlo. Cada relación entre padre, madre e hijo es única y por eso no hay reglas básicas, sin embargo, sí es cierto que debemos llevar a cabo una maternidad y paternidad responsable.


Principios básicos de la maternidad y paternidad


Primero que nada, debemos tener claro el efecto que nuestras palabras hacen en nuestros hijos, para saber así como expresarnos mejor para lograr los efectos deseados. No debemos quedarnos cortos en afecto pensando que así malcriaremos a nuestros hijos: nunca sobra amor y cariño. En cambio, sí son las cosas materiales las que los hacen malcriados.

Ser padre es un trabajo a tiempo completo que lleva un montón de esfuerzo. Debemos estar para nuestros hijos física y mentalmente, y haremos de la crianza una serie de etapas que van creciendo con nuestro hijo.

Un punto clave es establecer, fijar y respetar las reglas. Siempre es más fácil manejar el comportamiento de nuestros hijos cuando son pequeños, y poner límites no nos hace malos padres. Las reglas deben ser consistentes y cumplirse siempre y sin excepciones.

Al tiempo, debemos fomentar su independencia dentro de esas normas para conseguir que sean personas exitosas en un futuro.

Sin embargo, no debemos excedernos en la disciplina, los traumas físicos y emocionales que pueden quedar de una crianza muy dura no los harán mejores adultos en el futuro, sino más bien todo lo contrario. A veces es mucho más fácil explicar nuestras normas y decisiones con tranquilidad y respeto: nuestros hijos entienden, razonan y son seres humanos con dignidad.








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